Todo lo que debes conocer acerca de la clarividencia

Desde los primeros indicios del uso del arte de la adivinación, las personas con sentidos extraordinarios comenzaron su misión de ayudar y comprender los acontecimientos futuros. Las personas dotadas de clarividencia se llaman videntes.

En resumen, la clarividencia puede definirse como la capacidad psíquica de percibir o recibir información gracias a un sexto sentido. Un don que permite ver el futuro e interpretarlo según la petición de la persona que consulta.

Qué es la clarividencia

La clarividencia es la capacidad de adquirir conocimiento de acontecimientos, lugares u objetos, que pueden estar alejados en el tiempo u ocultos. La videncia profesional ve con los ojos de la mente y del corazón, proyectándose hacia algo todavía desconocido.

Las formas y evidencias de la clarividencia están presentes en todas las culturas, basta recordar a Nostradamus, probablemente el más conocido de los personajes históricos autores de profecías.

La palabra clarividencia viene del francés “clairvoyance” que significa visión clara, clara, ver: indica la percepción de tipo visual en el sentido extendido, incluyendo lo que el ojo humano no percibe – que es el tercer ojo del cerebro.

Diferencia entre clarividencia y adivinación

¿En qué se diferencia la clarividencia de la adivinación? Mientras que en la clarividencia el conocimiento proviene directamente de la capacidad del vidente, en la adivinación proviene de una “fuente sobrenatural”, como un recipiente espiritual o una deidad. El clarividente tiene la capacidad mental de percibir y recibir información, previendo el futuro mediante la precognición.

Al hacerlo, el vidente ayuda al buscador a afrontar el futuro tomando el camino correcto. Por lo tanto, el vidente tiene algo extra además de los que leen las cartas pero no tienen una fuerte sensibilidad. Evidentemente, nada quita que un adivino no sensible sea tan bueno que sea capaz de hacer lecturas precisas del tarot, aportando detalles que se le escapan a un adivino.

Digamos que la capacidad de leer las cartas del tarot y la de vidente son distintas pero, cuando ambas están presentes en la misma persona, se complementan haciendo del vidente una persona de raro valor.

Clarividencia práctica: tipos y percepción

La práctica del clarividente de conocer y percibir el futuro es a través de flashes, es decir, imágenes y escenas que pueden haber ocurrido ya o que ocurrirán en un futuro próximo. No sólo eso: las visiones pueden ser totalmente sin imágenes, por lo tanto “sonoras”, con la percepción de un acontecimiento que se produce sólo con la ayuda de un diálogo o una descripción del hecho.

Las herramientas que pueden ayudar en la clarividencia son el nombre y la fecha de nacimiento o directamente una foto. El propio clarividente determinará si es necesario ayudar con las artes adivinatorias como la astrología, la numerología, la cartomancia, las runas, las conchas, la bola de cristal, los posos de café, etc. Se trata de una elección realizada por el vidente según sus conocimientos y su práctica.

El hombre siempre ha intentado conocer el futuro, y en la historia de todas las civilizaciones se han desarrollado diferentes técnicas de adivinación, empezando por los babilonios, luego los egipcios y pasando por los chinos y los pueblos que hoy viven en Europa y América. La predicción del futuro era necesaria para tratar de entender cómo afrontar las guerras, las batallas y las enfermedades. Por esta razón, todos los Reyes, Faraones y Emperadores tenían a su lado a su vidente personal o figuras similares, con la tarea de guiarlos hacia el futuro desconocido.

Un ejemplo de todos es el de las Sibilas, del que hablaremos con gusto en otra ocasión porque es un tema fascinante del que se tomaron las famosas cartas de las Sibilas, una baraja de Tarot realmente interesante y muy divertida de utilizar.

Volviendo a la Clarividencia, hemos dicho en qué se diferencia de la Adivinación, pero muchas veces nos preguntamos por qué en la clarividencia se sigue haciendo uso de los medios utilizados en el arte de la adivinación: ¿no debería ser necesario sólo su conocimiento y su mente?

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